Se trata de un proyecto de articulación público-privada que produjo un
suero terapéutico a partir de anticuerpos de caballos. Los resultados en
laboratorio comprobaron que inhibe la capacidad de infección del virus. Se
espera que inicien las primeras pruebas con pacientes a mediados de julio.
Agencia CTyS-UNLaM- Investigadores del CONICET dirigieron un proyecto público-
privado para el desarrollo de un suero terapéutico para tratar pacientes infectados con
COVID-19 que mostró, en pruebas in vitro, la capacidad de neutralizar el virus. Gracias
a estos resultados, se iniciará en breve la fase de ensayos clínicos en pacientes.
“El tratamiento es un suero para inmunización pasiva. Esto significa que a una persona
se le administran anticuerpos de una fuente externa, por ejemplo, de personas
convalecientes. En nuestro caso, se utilizaron anticuerpos policlonales equinos”, detalló
a la Agencia CTyS-UNLaM la doctora Vanesa Zylberman, investigadora del
CONICET y directora de INMUNOVA, la compañía biotecnológica que llevó a cabo el
trabajo.
El proyecto está articulado con el Instituto Biológico Argentino (BIOL) y algunas
instituciones públicas como la Administración Nacional de Salud “Dr. Carlos Malbrán”
(ANLIS). También, cuenta con la colaboración de la Fundación Instituto Leloir (FIL),
Mabxience, CONICET y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
Zylberman explicó que, de acuerdo a los resultados obtenidos en el laboratorio, el
tratamiento desarrollado logró frenar la capacidad de infección que tiene el virus in
vitro. “El virus, a través de una proteína que tiene en su membrana denominada Spike,
se une al receptor de la célula humana y, así, logra ingresar a la misma. Lo que hacen
los anticuerpos que nosotros produjimos es bloquear esa proteína viral e impedir la
entrada del SARS-CoV-2 a la célula”, profundizó la investigadora.
“La administración de estos anticuerpos a pacientes, como terapia pasiva, tiene el
objetivo de evitar que el virus encuentre su receptor y bloquear la propagación viral”,
agregó.
La etapa que sigue -se espera que sea a mediados de julio- es iniciar la fase de ensayos
clínicos, es decir, probarlo en un grupo reducido de pacientes. “Presentamos estos
resultados a los agentes de regulación, ANMAT y, una vez autorizados,
administraremos este suero a personas que estén cursando la enfermedad y
verificaremos si se interrumpe el proceso viral”, adelantó Zylberman.
Una vez que esté superada esta etapa, recién allí se podrá pasar a una siguiente fase
donde el tratamiento se hace masivo y se puede extender al resto de la población.
¿Por qué se utilizan anticuerpos de caballos? La clave, según profundizó Zylberman, es
la producción en gran escala y los antecedentes con otros tratamientos. “La industria
médica, desde hace muchos años, utiliza este tipo de anticuerpos para frenar distintos
tipos de enfermedad o toxinas. En este caso, lo que hicimos desde el laboratorio fue
producir la proteína del virus que posibilita la entrada a la célula humana, y
administrársela al caballo, que es inocuo para ellos”, detalló.
Al recibir esta proteína, el animal inicia una respuesta inmunológica y genera una gran
cantidad de anticuerpos, que deben atravesar todo un proceso de purificación y
adaptación para que sea compatible con humanos. “Es un sistema que ya está
establecido en la industria médica y se han venido utilizando para la elaboración de
medicamentos o atender emergencias médicas como el envenenamiento por mordedura
de serpientes, entre muchos ejemplos”, amplió la investigadora del CONICET.
Un trabajo en equipo
Para Zylberman, en el proceso de trabajo fueron claves los antecedentes científicos de
los investigadores que integran INMUNOVA, pese a que ninguno se especializaba en
coronavirus. “Nosotros veníamos trabajando con Síndrome Urémico Hemolítico con
una estrategia similar, tratando de utilizar estos sueros para inhibir la toxina que genera
el SUH. Y, cuando surgió la pandemia, nos dimos cuenta que tenemos un camino ya
recorrido muy importante, lo que te abre la posibilidad de poder pensar en una
adaptación a nuestra plataforma”, aseveró la investigadora adjunta del CONICET.
La especialista ponderó, además, la importancia de la articulación público-privada en
esta iniciativa. “Cuando uno inicia un proyecto así, necesita de la colaboración de
entidades, laboratorios e institutos del ámbito científico. Nos apoyamos mucho en los
conocimientos ya existentes, porque, de otra manera, no se podría pensar en conseguir
resultados en tan poco tiempo. Es una enorme coordinación y trabajo en equipo de
muchos actores”, concluyó.
Nicolás Camargo Lescano
Agencia de Noticias CTyS