Se trata de los científicos Syukuro Manabe y Klaus Hasselmann, que se llevan la mitad
del Premio, y de Giorgio Parisi. Los dos primeros fueron reconocidos por sus
contribuciones para entender la variabilidad del cambio climático, mientras que el
tercero fue premiado por describir las variabilidades y fluctuaciones en sistemas físicos.
Este martes, los investigadores Syukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi fueron galardonados con el Nobel
de Física 2021 por sus aportes al campo de los sistemas complejos.
El japonés-estadounidense Manabe y su colega alemán Hasselmann fueron distinguidos
“por la modelización física del clima de la Tierra y por haber cuantificado la
variabilidad y predicho de forma fiable el cambio climático”, mientras que el italiano
Parisi recibió el premio "por el descubrimiento de la interacción del desorden y las
fluctuaciones en los sistemas físicos, desde la escala atómica a la planetaria”, según
indicó el jurado en el anuncio de los galardones.
“Es un premio más que merecido. Los sistemas complejos, también llamados extensos,
son una temática y un campo de estudio que marcó mucho a la física durante los últimos
60 años y que tiene sus puntos de contacto con la matemática, con las neurociencias y
con sistemas biológicos, entre otros”, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM Pablo
Mininni, doctor en Física e investigador principal del CONICET.
Mininni, docente del Departamento de Física de la Universidad de Buenos Aires,
explicó que la particularidad de estos sistemas complejos es que no sólo tienen muchos
componentes que lo integran, sino que, además, poseen mucha fluctuación, lo que
implica que están en el borde entre el orden y el desorden.
“Por lo general, la gente imagina que la física trabaja con cosas aisladas, como un
átomo, una partícula, un planeta. Pero este campo de los sistemas complejos permite
estudiar, justamente, sistemas con muchísimas partes: desde la atmósfera hasta el agua
que sale de la canilla y que pasa de estar en un sistema ordenado a uno completamente
desordenado. Permite, incluso, comprender la variabilidad del mercado bursátil”,
ejemplificó el investigador, para describir la variedad de aplicaciones.
Orden, caos y cambio climático
Parisi, uno de los premiados, estudió toda una serie de sistemas desordenados y generó
parte de la teoría para poder caracterizar el desorden y las variaciones de los sistemas.
“A partir de estos ejemplos que investigó, desde la física de partículas hasta la
cosmología, pasando por las turbulencias de la atmósfera, Parisi demostró que se trata
de sistemas multifractales: sistemas cuyos patrones se van repitiendo a medida que vas
‘haciendo zoom’ y los estudias en su interior”, detalló Mininni.
Los campos de aplicación de estas teorías son enormes e incluyen, por ejemplo, al
cambio climático. “Hasselmann estudió los océanos, que tienen una dinámica muy
lenta. Cambiar la circulación oceánica implica que el impacto se vea mucho tiempo
después. Pero, a su vez, los océanos tienen, también, pequeñas variaciones en el corto y
mediano plazo. Su aporte fue construir un modelo que permita entender esa variabilidad
rápida, montada encima del sistema de variabilidad más lenta”, explicó el investigador.
Manabe, por su parte, construyó también un modelo teórico, pero para poder entender
todo el desorden y variaciones asociadas a múltiples eventos de convección dentro de la
atmósfera. “Hay, entonces, una línea que conecta a las dos mitades del Premio: tanto la
oceanografía como el cambio climático y la atmósfera tienen muchísimo que ver con las
teorías de los sistemas complejos”, resaltó Maninni.
“Entender estas variaciones permite entender y reconocer cuáles son los cambios que
vienen de la propia dinámica del sistema y qué tipo de variación es externa. Esto
permite comprobar, por ejemplo, los efectos que generan las actividades de la especie
humana en relación al cambio climático. Los campos de aplicación de estas teorías son
muy diversos”, concluyó el científico.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)-