Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral detectaron que la exposición de estas
especies a glifosato, clorpirifós y antibióticos utilizados en cría intensiva de animales y
medicina humana producemalformaciones, disrupción hormonal y supresión enzimática en
renacuajos. Se trata del primer trabajo a nivel mundial que estudia la acción de estas cuatro
sustancias en simultáneo.
(Agencia CTyS-UNLaM) – Que los agroquímicos como el glifosato y el clorpirifós generan
daños genéticos en la biología de la fauna silvestre ya no resulta una novedad para la
comunidad científica –y los pueblos- a nivel local y global. Sin embargo, la relación de estas
sustancias con otras presentes en el ambiente es aún, en gran medida, un asunto inexplorado.
Un equipo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET encontró que la mezcla de
estos plaguicidas con amoxicilina y ciprofloxacina, antibióticos utilizados en la industria cárnica
y en salud humana, genera efectos adicionales a los que generalmente se observan si se
estudia el impacto de estas sustancias por separado en la biología de los anfibios.
Esa “sinergia inesperada”, tal como la describió el investigador Rafael Lajmanovich a la Agencia
CTyS-UNLaM, produjo no solo mutación genética y malformaciones en renacuajos de la
especie Rhinella arenarum, sino retraso en el desarrollo, desregulación de hormonas tiroides, y
supresión de enzimas que protegen a estos animales de agentes tóxicos y que controlan su
actividad cerebral.
“El estudio surge de la necesidad de hilar cada vez más fino para aproximarnos a qué es lo que
pasa en el contexto real. Generalmente, las observaciones se hacen sobre sustancias
individuales. Ahora se está tratando de ver el efecto conjunto, porque es así como realmente
se encuentran en el ambiente”, sumó la becaria y autora principal del trabajo recientemente
publicado en la revista científica Elsevier, Ana Paula Cuzziol Boccioni, junto con los
investigadores Paola Peltzer y Andrés Attademo, y la becaria Candela Martinuzzi.
Según el equipo, conocer lo que le ocurre a vertebrados como los anfibios frente a la
interacción de estos compuestos, tal como se los ha encontrado en muestras de ríos, lagos,
charcas y aguas subterráneas, es fundamental para advertir los efectos crónicos y subletales a
los que también podrían estar expuestas las poblaciones humanas por el sistema agrícola-
ganadero.
Sustancias que vienen por el agua
El estudio buscó identificar “biomarcadores” que se expresen por la acción combinada de
contaminantes presentes en el medio ambiente y, fundamentalmente, en los sistemas
acuáticos donde los renacuajos comienzan su ciclo de vida, desde la fase de huevo hasta
instancias previas a su metamorfosis definitiva.
Para recrear esta posible escena, los investigadores generaron dos escenarios. En el primero,
expusieron a los renacuajos durante 14 días a la presencia de glifosato y ciprofloxacina en
bajas dosis, de forma separada y de forma combinada. En ese momento, se observaron
notorias malformaciones en la boca, ojos, branquias y otros órganos internos de los
ejemplares y, también, la supresión de la hormona T4, responsable en parte del desarrollo de
los renacuajos.
En la segunda etapa de la investigación, que duró cuatro semanas, una parte de los renacuajos
continuó expuesto solo a glifosato y ciprofloxacina, y el otro grupo fue expuesto también a
clorpirifós (insecticida agropecuario) y a la amoxicilina, generando así un medio en el que
interactuaban las cuatro sustancias estudiadas.
“En este segundo escenario, se observaron otros cambios radicales: vimos un aumento en la
hormona T4 y, sobre todo, la inhibición de la enzima GST, una molécula fundamental para el
organismo porque sirve para degradar los posibles contaminantes y transformarlos en algo
soluble”, explicó Cuzziol Boccioni.
El fenómeno se vuelve más raro si se tiene en cuenta que, así, el renacuajo pierde una de sus
mayores herramientas para adaptarse a un ambiente contaminado. “Si el animal está expuesto
a una sustancia tóxica –reflexionó la investigadora- es lógico pensar que la actividad de toda
esta vía metabólica de desintoxicación aumente. Pero, curiosamente, se suprimió”.
En suma, los investigadores observaron un desequilibrio en toda la biología de estos anfibios,
que llegarán de una forma muy precaria a su etapa adulta: “Su capacidad para interaccionar
con ese medioambiente se ve dañada, y estos parámetros son apenas unos pocos porque hay
muchísimos más para evaluar”, añadió la autora.
A partir de estos resultados, Lajmanovich, quien dirige el Laboratorio de Ecotoxicología de la
UNL en el que se realizó el experimento, señaló: “Tenemos un gran repertorio de estudios
sobre estas substancias y sus consecuencias aisladas, pero en la naturaleza los compuestos
están mezclados y vemos que su combinación es más difícil de interpretar. Sobre esto, en rigor
de verdad, aún no hay mucho registro”.
El lugar de los antibióticos
Tanto Lajmanovich como Cuzziol Boccioni consideran que, en función de este tipo de estudios,
los modelos de evaluación de riesgo de las sustancias usadas en la agroindustria resultan
insuficientes, porque no relevan el efecto que tienen las mezclas con otros compuestos
liberados al ambiente.
“La contaminación por pesticidas ya no es noticia: tenemos estas sustancias en suelos, agua y
aire. Pero tenemos también mega granjas de vacunos y aves de corral, y sabemos que esto que
vimos en el laboratorio, y que ya está presente en nuestro escenario productivo, puede venir
quintuplicado con las megafactorías porcinas que se planea instalar en el territorio”, advirtió
Lajmanovich a la Agencia CTyS-UNLaM.
Con este estudio, el equipo reflejó que el impacto de los antibióticos en el ambiente va más
allá de la generación de resistencia bacteriana en aguas servidas, subterráneas y en distintos
tipos de cuerpos acuáticos, sino que su interacción puede provocar efectos ecológicos aun
desconocidos.
Al respecto, la autora concluyó: “Me genera mucha expectativa a hondar en estos fenómenos
y contribuir con más información. Es importante dar cuenta de lo que ya está pasando en el
ambiente y reportarlo para fortalecer las regulaciones”.
EPÍGRAFE FOTO MALFORMACIONES
Anormalidades morfológicas registradas en renacuajos de Rhinella arenarum al final del primer
escenario experimental de contaminación. (A) Morfología externa normal de un renacuajo
control (CO) de R. arenarum premetamórficos iniciales, en vista dorsal (I), ventral (II) y lateral
(III). (B) Tratamientos GBH (1.25 y 2.5 mg /L): forma anormal del ojo (I), falta de organización
en la cámara branquial (I y II), alteración visceral (congestión: I-II y patrón asimétrico intestinal:
III y IV), asimetría bilateral (II), edema (III y IV), alteración bucal (III). (C) Renacuajos expuestos a
CIP (10-100 µg/L), que muestran alteración de la forma del ojo, edema e hipotrofia visceral (I),
cámaras branquiales anormales (I), emaciación (II), asimetría bilateral (II) e intestino anormal
enrollado (III y IV). (D) Los renacuajos tratados con GBH-CIP (50: 50% v / v) exhibieron edema y
configuración anormal del intestino (I, II y III), alteración de las cámaras bucales y branquiales
(III), asimetría bilateral (II y II), y cola anormal (IV). Escala: 1 mm.
ENLACE ESTUDIO:
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0045653520326709