Poeta, ensayista, cura, músico e investigador de las raíces chamameceras, la muerte de Julián Zini, causó hondo pesar en la cultura del litoral, donde el sacerdote supo cultivar grandes afectos. Su último escrito fue sobre la pandemia.
Poeta, ensayista, cura y músico, murió ayer Julián Zini uno de los grandes exponentes e incansable investigador del chamamé. Su deceso causó hondo pesar en la sociedad correntina y también en el mundo, donde el sacerdote supo cultivar grandes afectos. El velatorio y sepelio se realizarán hoy en la localidad de Mercedes.
Julián Zini nació el 29 de septiembre de 1939 en Paraje Centinela, Ituzaingó, Corrientes, y lo bautizaron en el cercano pueblo de San José, provincia de Misiones.
Radicado en la ciudad de Mercedes en la década del 70, se relacionó con jóvenes artistas de la región como José Ramón Frette, Carlitos Miño, Joaquín Sheridan y Julio Cáceres, con los que formó su primer conjunto «Los Hijos del Pay Ubre». En esta etapa vieron la luz sus primeras composiciones.
Con la incorporación de Tito Gómez, «Los Hijos del Pay Ubre» graban para el sello «Azur» un disco «larga duración», el que nunca llegó a editarse por el contenido de las letras de Zini.
Posteriormente, el grueso de su obra autoral integró el repertorio de dos renombrados conjuntos chamameceros, «Los de Imaguaré» y el «Grupo Reencuentro».
Julián Zini se dedicó intensamente a la investigación del chamamé y la religiosidad de su pueblo, trabajos que vieron la luz en libros como «Camino al Chamamé», «El árbol de nuestra identidad», «Memoria de la Sangre», «Ñandé Roga», «La Pura y Limpia Mamá Ama de Itatí», «La Cruz Gil», «Ñandé Rekó», «Pueblo Arandú» y «Chamamé un modo de ser».
En la década del 70 también fue miembro de las Comunidades Eclesiásticas de Base de Corrientes, y sus superiores le recomendaron que abandonara el país, ante el peligro que corría. Pero la gente, sus fieles, le impidieron marcharse. «En aquellos años fuimos prohibidos. No salían nuestras ediciones. En Buenos Aires estaba nuestro amigo Virgilio Expósito, que quería hacer algo con lo nuevo que nosotros hacíamos, y no pudo. Gracias a Dios no estuve preso. Me querían obligar a irme del país, pero me quedé», había dicho años atrás durante una entrevista periodística.
En la década del 90 Zini formó su propia agrupación «Julián Zini y Neike Chamigo», donde estuvo acompañado en actuaciones y grabaciones por músicos como Rosita Leiva, Pochi Base, Martín Barbona, Antonio Alvarez y Kingo Buscaglia, entre otros.
Inspirado y prolífico compositor, llevan la firma de Zini obras como «Cambá Violín», «Tierra Prometida», «Mi Niño Chiquito», «Flores del alma», «Compadre qué tiene el vino», «Neike Chamigo», «Avío del alma» y sus obras más difundidas, «Niña del Ñangapirí» y «Nuestros sueños y la distancia».
En el año 2005 recibió el «Tributo a la Trayectoria» en el campo de la Cultura Popular en el Senado de la Nación Argentina. Animador permanente de los principales festivales del Litoral y del gran Buenos Aires, Zini tuvo la oportunidad en 2016 de presentarse en el «Festival del Folklore de Cosquín» (Córdoba).
Homenaje
Bajo el nombre «Historias del sembrador», colegas y amigos del cura Zini comenzaron semanas atrás a trabajar en un documental que narra cómo nacieron sus más importantes obras musicales. El film cuenta con la realización del cineasta Facundo Vallejos.
El legado del Pai Julián Zini continúa vigente en cada obra suya que se interpreta por músicos de la región.
Sobre la pandemia
«Chaque», es el recitado de Julián Zini el día que recibió el alta a principios del mes de agosto y fue el último que se conoció como autoría del reconocido chamamecero. El padre difundió un emotivo mensaje sobre la pandemia y la solidaridad.
En el recitado de su autoría bautizado «Chaque», remarca el tiempo que se está viviendo por la pandemia y la necesidad de ser solidario.
«Chaque»
Quién iba a decir chamigo, que algo así podría pasar.
¿Quién inventó esta pandemia y su triste mortandad?
¿La madre naturaleza o la misma humanidad?
Pensalo, y no tengas miedo que es la peor enfermedad.
Sí señor, me quedo en casa, para cuidarme y cuidar a los míos
Y a quien pase la misma necesidad
No hay mal que por bien no venga, dice un antiguo refrán
Necesito re aprender un poco de humanidad
Se dice y todos sabemos, en el campo y la ciudad,
Que hay dos vacunas que el pueblo tendrá que ponerse ya
La prevención, que nos mandan, y la solidaridad
Que nadie se salva solo, te salvas con los demás
Disculpen, disculpen si desconfió como el gallo sacoapé
Siento que me están robando mi propio modo de ser
Me prohibieron el abrazo, la reunión y el ñemboé,
La fiesta y el bailar juntos, que es prohibir el Chamamé.
Por favor no se acobarden con tanta necesidad,
Salud, comida, trabajo, familia, inseguridad,
Si el cuero es nuestro maestro ya sabremos reinventar
Un modo que nos convenga de justicia e igualdad
Se dice y todos sabemos, en el campo y la ciudad,
Que hay dos vacunas que el pueblo tendrá que ponerse ya
La prevención, que nos mandan, y la solidaridad
Que nadie se salva solo, te salvas con los demás.
Sí señor, no me puedo salvar sólo, me salvo con los demás.
(Julián Zini)